Lo haría por la convicción profunda de que cada vida importa. Ver el sufrimiento de personas y perritos en la calle es una realidad que no puedo ignorar. Mi impulso es aliviar ese dolor, ofreciendo dignidad y compasión a quienes a menudo son invisibles.
Creo en el poder transformador de la empatía. Este proyecto es una forma de conectar a la comunidad, demostrando que pequeños gestos de solidaridad pueden generar un gran impacto. Al ayudar a un perrito, a menudo se ayuda a su compañero humano, y viceversa. Es una forma de construir un mundo más amable, donde nadie se sienta solo y sin esperanza. Es simplemente lo correcto.
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